¿Cuánto tiempo nos quedará para que no nos quede tiempo? , ¿Cuándo aprovecharemos los instantes que anidan en los relojes?, ¿Cuándo dejaremos de calcular las horas que ni siquiera poseemos?
Quizás nos hemos sumergido en una sociedad con una constante aceleración que no se permite visualizar el desgaste de los vínculos entre las personas. Ahora bien, deberíamos preguntarnos porque intentamos apresurar acontecimientos de la vida cotidiana, sobrevolando los aspectos esenciales que deberían señalarnos como una cultura firme en referencia a las relaciones humanas.
En estos tiempos que transcurren y no que “corren”, tratamos de fomentar inexorables distancias que nos permiten generar un mecanismo de defensa fundado en los cimientos del miedo que nos provoca fracasar en el plano emocional.
El uso indebido de las nuevas formas de comunicación a las que hoy podemos tener acceso, solo estaría alejándonos de la posibilidad de establecer verdaderos lazos entre los individuos. Entonces, la practicidad de la tecnología nada tendría que ver con esas conexiones profundas a las que aspiramos como personas. Por el contrario, la cultura moderna solo nos mantiene aislados en una sociedad cada vez más individualizada. La gente camina por el mundo con la sola meta de llegar, y si es posible, llegar a tiempo, sin importarle verdaderamente a donde o porque. Nuestra conducta esta envuelta en una concepción basada en costos y beneficios, que termina contaminando la capacidad que tenemos de unirnos.
El tiempo es una excusa postergable en los relojes, una maratón invalida apunto de comenzar, es la pertenencia de lo inmanejable y aunque intentemos poseerlo o manipularlo a nuestro gusto, es algo imposible. Poder detenerse en el tiempo, aprender a respirar, dejar de correr hacia ningún lado, es lo que necesitamos, para poder así valorar de verdad el tiempo por donde caminamos, vivimos, generando relaciones más estrechas y sólidas, sentimientos más íntimos y verdaderos.
Natalia Santarone / Matías Guerrero
Texto escrito para EL DIARIO DEL VIAJERO junto a Natalia... (Gracias por la paciencia y por tus palabras...)
blog incluye foto de Natalina escribiendo articulo... Guerrero photo.
1 comentario:
Maestro, me emociona (y mas a la distancia) tener el gusto, el privilegio de poder tener un escritor de la talla de Mati Guerrero como amigo. Texto espectacular, felicito tambien a la co-autora Srta. Natalia Santarone.
Como hace tanto que te conozco podría reconocer tus palabras y la de las coautora (we know us a lot! hahaha). Mati sinceramente espectacular... nada que envidiarle a Dylan Thomas.
Desde los Brasiles un abrazo, extensivos a Arielo que quisiera saber como se encuentra él tambien.
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