Me desperté un día después de lo que me había propuesto, sentí un fuerte olor a café recién hecho desde mi habitación. Me levanté tan rápido como mi equilibrio me lo permitía y caminé hacia la cocina. De alguna forma ella ya estaba allí, su figura de verano y su cabellera rubia me invitaron a un mejor desayuno que el que venía teniendo. Sin dudar demasiado y presumiendo de que ella no se resistiría, me amotiné contra su boca con un poco cordial beso matutino.
Me pidió por favor que comiera algo, pero lo primero que quise hacer fue tomar un baño. Aún quedaban resonando en mi cabeza las imágenes horrorosas que había vivido noches anteriores. El camino hacia el baño era corto, pero súbitamente peligroso. Me desnudé en el pasillo luciendo para ella, sin querer, mi palidez mas tremenda y desolada, un cuerpo flaco y doloroso.
Mi cabeza conservaba indicios de sangre por todo el pelo y el aroma del alcohol resultaba bastante desagradable para entonces.
Una vez en la bañera, Eugenia entró sin vacilar al baño totalmente desnuda e hicimos el amor durante un largo tiempo. Ella salió primero que yo, se vistió enseguida y se fue a hacer algunas compras. Lo supe al revisar mi billetera sobre la mesa del comedor. No terminaba yo de cambiarme cuando el teléfono sonó compulsivamente hasta que lo atendí. Era Brian pidiéndome dinero… otra vez…
Quizás por no estar muy despierto accedí a dárselo sin ningún problema.
-Pásate por casa con una cervezas del almacén de Arturo y que las cargue a mi cuenta- dije.
-Está bien- respondió un tanto extrañado.
Lo próximo que hice mientras aguardaba a Eugenia y Brian fue ordenar un poco el DESorden que había por mi habitación y no pude dejar de recordar lo mucho que había sufrido todos aquellos días con el asunto ese del elefante. Recogí del suelo tantas botellas como pude, algunas todavía sin terminar, probé algunos whiskys y cervezas asquerosamente calientes y sin sabor. Limpié las manchas de sangre del baño mientras prendía un cigarrillo para calmar un poco la ansiedad de no saber en donde se había metido Eugenia.
Una hora mas tarde, el timbre de calle terminó con mi labor de limpieza, era Brian, con un cargamento impresionante de cervezas y vinos… suficiente como para abastecer a tres generaciones de borrachos.
Tomamos durante un buen rato hasta que llegó Eugenia. Trajo consigo unas bolsas del mercado con miles de hamburguesas y comida chatarra.
-Menos mal que no traje mas bebida- Dijo ella con su inalcanzable sonrisa
-¿Ya tienes pensado que hacer hoy?- Me preguntó mirándome tan fijo a los ojos como yo se lo permitía.
Le respondí que que tal vez iría a visitar a algunos amigos, ya que no sabía exactamente cuando volvería a viajar para el Uruguay.
Hubo un silencio brutal que culminó gracias al suave sonido de un destapador en las manos de Brian. Eugenia acomodó un par de cosas en la lacena y de espaldas a mi dijo como susurrando.
-No tenía intenciones de viajar ésta semana, se acercan las fiestas y quisiera estar cerca de mi familia.
Le dije que no había ningún problema, que se quedara a pasar las fiestas en Buenos Aires…
Se dio vuelta con un guiño levantado, sonrió irónicamente, mordió bruscamente su labio inferior y volvió a su tarea de acomodar las cosas que trajo.
En ese instante terminé mi sexto vaso de cerveza y me levanté hacia el living para encender otro cigarrillo, hice señas a Brian para que me siguiera. Una vez cerca del balcón saqué de mi billetera 200 pesos y se los di, los guardó de inmediato antes de que Eugenia me descubriera prestando plata una vez mas….
Luego lo acompañe hasta la puerta, él me agradeció y yo asentí con la cabeza… Sabía que al cerrarse esa puerta debía dar ciertas explicaciones con respecto a ese supuesto viaje.
Quizás no tendría que decir nada, yo era un hombre libre que no pudo resistirse a la extrema belleza de aquella mujer, mujer que ahora estaba metida en mi cocina, un tanto enojada, un tanto dolida… Igual me pareció correcto dar cierta información sobre mi próximo destino….
Me pidió por favor que comiera algo, pero lo primero que quise hacer fue tomar un baño. Aún quedaban resonando en mi cabeza las imágenes horrorosas que había vivido noches anteriores. El camino hacia el baño era corto, pero súbitamente peligroso. Me desnudé en el pasillo luciendo para ella, sin querer, mi palidez mas tremenda y desolada, un cuerpo flaco y doloroso.
Mi cabeza conservaba indicios de sangre por todo el pelo y el aroma del alcohol resultaba bastante desagradable para entonces.
Una vez en la bañera, Eugenia entró sin vacilar al baño totalmente desnuda e hicimos el amor durante un largo tiempo. Ella salió primero que yo, se vistió enseguida y se fue a hacer algunas compras. Lo supe al revisar mi billetera sobre la mesa del comedor. No terminaba yo de cambiarme cuando el teléfono sonó compulsivamente hasta que lo atendí. Era Brian pidiéndome dinero… otra vez…
Quizás por no estar muy despierto accedí a dárselo sin ningún problema.
-Pásate por casa con una cervezas del almacén de Arturo y que las cargue a mi cuenta- dije.
-Está bien- respondió un tanto extrañado.
Lo próximo que hice mientras aguardaba a Eugenia y Brian fue ordenar un poco el DESorden que había por mi habitación y no pude dejar de recordar lo mucho que había sufrido todos aquellos días con el asunto ese del elefante. Recogí del suelo tantas botellas como pude, algunas todavía sin terminar, probé algunos whiskys y cervezas asquerosamente calientes y sin sabor. Limpié las manchas de sangre del baño mientras prendía un cigarrillo para calmar un poco la ansiedad de no saber en donde se había metido Eugenia.
Una hora mas tarde, el timbre de calle terminó con mi labor de limpieza, era Brian, con un cargamento impresionante de cervezas y vinos… suficiente como para abastecer a tres generaciones de borrachos.
Tomamos durante un buen rato hasta que llegó Eugenia. Trajo consigo unas bolsas del mercado con miles de hamburguesas y comida chatarra.
-Menos mal que no traje mas bebida- Dijo ella con su inalcanzable sonrisa
-¿Ya tienes pensado que hacer hoy?- Me preguntó mirándome tan fijo a los ojos como yo se lo permitía.
Le respondí que que tal vez iría a visitar a algunos amigos, ya que no sabía exactamente cuando volvería a viajar para el Uruguay.
Hubo un silencio brutal que culminó gracias al suave sonido de un destapador en las manos de Brian. Eugenia acomodó un par de cosas en la lacena y de espaldas a mi dijo como susurrando.
-No tenía intenciones de viajar ésta semana, se acercan las fiestas y quisiera estar cerca de mi familia.
Le dije que no había ningún problema, que se quedara a pasar las fiestas en Buenos Aires…
Se dio vuelta con un guiño levantado, sonrió irónicamente, mordió bruscamente su labio inferior y volvió a su tarea de acomodar las cosas que trajo.
En ese instante terminé mi sexto vaso de cerveza y me levanté hacia el living para encender otro cigarrillo, hice señas a Brian para que me siguiera. Una vez cerca del balcón saqué de mi billetera 200 pesos y se los di, los guardó de inmediato antes de que Eugenia me descubriera prestando plata una vez mas….
Luego lo acompañe hasta la puerta, él me agradeció y yo asentí con la cabeza… Sabía que al cerrarse esa puerta debía dar ciertas explicaciones con respecto a ese supuesto viaje.
Quizás no tendría que decir nada, yo era un hombre libre que no pudo resistirse a la extrema belleza de aquella mujer, mujer que ahora estaba metida en mi cocina, un tanto enojada, un tanto dolida… Igual me pareció correcto dar cierta información sobre mi próximo destino….
9 comentarios:
Hey, espero que las dosis de la novela sean pequeñas pero no muy espaciadas. Ya quiero saber qué sigue.
Un beso ♪♪♪♪
Que buena historia. Gracias por tu visita mi blog y por tu lindo comentario, el tuyo parece ser un lugar muy agradable.
Saludos.
Poeta fertil de verdad, letrista y novelista como pocos en su genero, muestras de chauvinismo y maestría en esta novela que la recomiendo por lo original y cautivante desde la primera leida. Nuestro Hunter Thompson...
Esperamos la continuación con ansias.
Guapo... qué bueno, espero la siguiente parte ansiosa ;) tiene muy buena pinta. Besotessss
es de muy agradable lectura.
es de muy agradable lectura (no estabo en mi pc)
Muy interesante.
Que bonito comentario... ir a caminar descalzo...
Gracias por tu visita. Para cuando la segunda parte?
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